jueves, 29 de enero de 2009

26 de enero del 2009
Glifosato,
Parte de un Modelo
El monocultivo de soja es política de Estado desde hace quince años. Todos los gobiernos, sin diferencia de signo político, avalaron e impulsaron que Argentina hoy sea el tercer productor mundial de grano de soja y el primer exportador mundial de aceite de la oleaginosa. También fue política de Estado, de todos los gobiernos, permitir las consecuencias sociales y ambientales que acarrea el modelo de agronegocios. No comenzaron con la Resolución 125 los desalojos compulsivos de campesinos y pueblos originarios.
No nació en marzo pasado la judicialización y represión indiscriminada que se padece a diario en los ranchos rurales. Tampoco es nueva la expulsión violenta de familias numerosas, siempre de la mano de empresarios sojeros, muchos de ellos miembros de la Mesa de Enlace. Y mucho menos es nueva la contaminación ambiental y los desastres en la salud que ocasiona el modelo agropecuarios vigente, donde el glifosato o Roundup, marca comercial de la multinacional Monsanto, es sólo su cara más famosa.
No es necesario ser científico para comprobar el efecto tóxico de los agroquímicos. En Chaco, Santiago del Estero, Córdoba, Formosa y en todos los ranchos campesinos se pueden observar los efectos del agrotóxico. Puede ser en los ojos rojos y llorosos de una niña, en la piel en carne viva de una abuela, en las malformaciones prenatales, en los embarazos que no llegan a término o en la muerte de chicos fumigados. El Movimiento Nacional Campesino Indígena lo resumió en tres palabras: "Un desastre sanitario".
Durante los últimos cinco años, las hectáreas dedicadas a la soja transgénica no pararon de crecer, al igual que el uso de glifosato y también las denuncias de pueblos originarios y familias campesinas. Ningún gobierno, ni provincial ni nacional, tomó nota. El Ministerio de Salud nunca aceptó hablar sobre el tema. En mayo último, este redactor detectó un relevamiento sanitario en el sitio web de la cartera. Las conclusiones confirmaban efectos agudos como alergias, dolor de cabeza, mareos, irritación respiratoria, dérmica y de ojos. Apuntaba al glifosato. Ante la consulta periodística, desde el Ministerio de Salud no aceptaron hablar y retiraron el estudio del sitio oficial. Tampoco quisieron referirse al tema el Senasa, el INTA y la Secretaría de Agricultura, todos organismos del Estado. Por ello, que la Presidenta solicite estudios no puede menos que provocar escepticismo.
Tampoco se debe creer que el glifosato y Monsanto son los únicos males del país. El reciente veto presidencial a la Ley de Glaciares y la muy demorada reglamentación de la Ley que Bosques confirman que – por más estudios que se realicen – agronegocios, pasteras, agrocombustibles y minería obedecen a un mismo modelo extractivo que es hoy política de Estado.
Darío Aranda
Fuente: www.pagina12.com.ar
25 de enero del 2009
¿Qué es el COLTÁN?
Barrick Gold Co, American Mineral Fields, y la Sudafricana Anglo-American Co, se lo explican.
La codicia por el control de un estratégico mineral denominado coltán, ha provocado desde agosto de 1998 la muerte de más de cinco millones de personas en la República Democrática del Congo. El coltán es una roca que contiene dos valiosos minerales estratégicos, la columbita y la tantalita, imprescindibles para la industria moderna, pues están presentes en celulares (móviles), computadoras, aviones, aparatos electrónicos, centrales atómicas, mísiles, video juegos, fibra óptica, etc..

Aunque hace varias décadas fue eliminada la colonización en África, los países desarrollados, por medio de sus compañías transnacionales, han buscado fórmulas para continuar saqueando las riquezas de ese continente.
La codicia por el control de un estratégico mineral denominado coltán, ha provocado desde agosto de 1998 la muerte de más de cinco millones de personas en la República Democrática del Congo, donde los grandes perdedores son sus habitantes y los ganadores las ricas compañías transnacionales.

El coltán es una roca que contiene dos valiosos minerales estratégicos, la columbita y la tantalita, imprescindibles para la industria moderna, pues están presentes en celulares (móviles), computadoras, aviones, en las industrias de aparatos electrónicos, centrales atómicas y espaciales, mísiles balísticos, video juegos, equipos de diagnóstico médico no invasivos, trenes sin ruedas (magnéticos) y fibra óptica, entre otros.

Las baterías de los celulares (móviles) mantienen por más tiempo su carga, ya que los microchips de nueva generación que con él se elaboran optimizan el consumo de corriente eléctrica y por eso se encuentran en todos los teléfonos móviles, GPS, televisiones de plasma, ordenadores portátiles, PDAs, MP3, MP4.
Un kilogramo de este mineral alcanzó en 2002 el fabuloso precio de 400 dólares y hoy facilita el enriquecimiento de sus comerciantes y no a su propietario, en este caso la República Democrática del Congo (RDC).
Este mineral se extraía de Brasil, Australia y Tailandia pero ante la gran demanda comenzó a escasear. Al aparecer en la República Democrática del Congo, que posee el 80% de las reservas mundiales, las empresas transnacionales y varios países desarrollados buscaron fórmulas para controlar ese mercado aunque para lograrlo existiera una guerra que se prolonga desde 1998 en esa zona y corrieran ríos de sangre.
En el último decenio, las grandes transnacionales Nokia, Ericson, Siemens, Sony, Bayer, Intel, Hitachi, IBM y muchas otras han obtenido el material de esa zona para lo cual se han formado una serie de empresas (la mayoría fantasmas) asociadas entre los grandes capitales, los gobiernos locales y las fuerzas militares rebeldes para la extracción de ese y otros minerales como el cobre, el oro y los diamantes industriales.
Entre las más nombradas aparecen la Barrick Gold Corporation, de Canadá, la American Mineral Fields (en la que George Bush padre tenía intereses) y la sudafricana Anglo-American Corporation.
ONGs que radican en esos territorios han denunciado que los soldados ruandeses trasladan el material en sus propios transportes (camiones y helicópteros), pertenecientes a parientes cercanos de los presidentes de Ruanda y Uganda. Utilizan los aeropuertos de Ruanda y Uganda (Kigali y Entebe, respectivamente), entre otros.
El coltán extraído tiene como destino a Estados Unidos, Alemania, Bélgica y Kazajstán, aunque al tráfico y elaboración están vinculadas a decenas de compañías. La filial de la alemana Bayer, Starck, es la productora del 50% del tantalio en polvo a nivel mundial.
Asimismo, una entidad financiera, creada desde 1996 con sede en Kigali, el Banco de Comercio, Desarrollo e Industria (BCDI) y que ejerce de corresponsal del CITIBANK en la zona, mueve fuertes sumas de dinero procedentes de las operaciones relacionadas con coltán, oro y diamantes.
Como denunció Kofi Annan, antes de abandonar su cargo de secretario general de la ONU, "la guerra del Congo se libra por el control de sus riquezas naturales", con la anuencia y el apoyo de las naciones desarrolladas, que han provocado un inmenso desastre humanitario en ese país africano.

Ese es uno de los principales motivos por los cuales la República Democrática del Congo, pese a sus abundantes riquezas minerales figura, según la ONU, en el número 158 entre las naciones más pobres del mundo.
Fuente: Hedelberto López Blanch. www.noalamina.org
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